sábado, 24 de junio de 2017

Comienzos

Junio 2016


Hace un año por estas fechas, vivía en continua ansiedad. Un nuevo trabajo, muy ilusionada, una buena empresa, no podía pedir más, pero no era capaz de centrarme, no era capaz de disfrutar. 
Desde hacía unos meses​ mi padre desmejoraba a marchas forzadas por culpa de  una anemia ferropenia, diagnostico dado por su médico de cabecera, que solucionó  simplemente, recetando unas  míseras pastillas. Durante los primeros meses de ese año 2016, las pastillas hacen su efecto y mi padre mejora, pero entre mayo y junio, la cosa va a peor, baja kilos por semana, se está apagando, lo vemos todos menos él, que atribuye su desmejoría un cambio de las pastillas de la tensión arterial.

A principios del mes de junio de 2016, no aguantamos mas y enfadados obligamos a mi padre a reclamar a su médico de cabecera un chequeo completo, puesto que aunque este se empeñaba en decir que la anemia de mi padre estaba mejor, su aspecto decía todo lo contrario.

MARTES 28 DE JUNIO

A las 8:00 am, mi padre tiene hacer unos análisis. Una sustituta al médico de cabecera de mi padre, se los solicita asustada por su mal aspecto.

Salí de trabajar como todos los días a las 21:00 am, pero no salgo directa para casa, me quedo en el coche hablando por teléfono con Santy sobre el estado de salud de mi padre, su suegro. Lo vemos mal y durante más de veinte minutos nos desahogamos mutuamente, intentamos ser positivos, creer que quizá pueda ser simplemente un cambio de pastillas. Últimamente le estaba costando incluso hablar y pensar, digo yo, ¿será principio de Azeimer? Santy no lo creé así y eso me tranquiliza. 

Finalmente nos despedimos y con más de veinte minutos de retraso arrancó rumbo a casa, pensando, "tengo que parar el Miño a llamar a los papás o se van a preocupar porque en nada ya tendría que haber llegado a casa".


NO SABÍA QUE ESO SOLO ERA EL PRINCIPIO DEL DOLOR, llegando a Miño, suena el teléfono, voy conduciendo y nunca lo cojo, pero no sé porque está vez si lo cogí.
Mi madre, me dice que papá está en el hospital, no la escuchaba bien, entiendo algo sobre que tiene una bolsa, estoy agonizando, me quiero morir, le cuelgo y le digo que voy a parar y la llamo.

Cinco o diez minutos tardé en llegar a la estación de servicio de Miño,grité, lloré, me cagué en Dios, en todos los Santos, es muy difícil describir lo que sentía, lo que pensaba, mi padre con una bolsa, Dios mío, pero de qué, ¿qué tiene? ¿qué le pasa? Fueron unos minutos horribles, pero como dije antes, no los peores.

Por fin conseguí hablar con mi madre, está me pasa a mi prima Mayte que es  la que me cuenta y me tranquiliza.

A mi padre lo llamaron a las 15:00 pm, mas o menos, del Centro de Salud, los análisis dieron una anemia severa, era urgente que se presentara lo antes posible en el Hospital Arquitecto Marcide de Ferrol. La bolsa no era otra cosa que de sangre, le estaban haciendo transfusiones por la falta de hierro y tenía aún para horas.

Velocidad, ni idea, mi coche es viejecito, pero sé que sabe cuando lo necesito. En un santiamén llegué a la residencia, ví a mi padre y pude comprobar que dentro de lo malo estaba bien. Allí tumbadito en aquella cama, ya tiene incluso más color y está muy preocupado por mí, me conoce y sabía que iba a correr en el coche. Me lo como a besos y tranquilizo a mi madre, siento que los adoro.

Nos dieron el alta de urgencias con un informe, en el que dan a entender que a mi padre se le tendría que haber delegado a un especialista de digestivo hace tiempo. Salimos de allí con citas para: Especialista de digestivo y colonoscopia. Nos dicen que tiene una severa perdida de sangre y se puede deber a hemorroides o a algo más grave, pero la doctora, nos dice muy agradablemente que estemos tranquilos, que ya vamos a estar "en buenas manos".




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